martes, 1 de marzo de 2011

... y que te quieran para siempre...



En uno de mis cuentos favoritos, titulado "El Rey que no podia dormir", le preguntan en un determinado momento a una bruja "y tú ¿qué es lo que quieres?", a lo que ella responde: "que me quieran para siempre"

Siempre me ha encantado esa respuesta, y me la ha recordado una noticia que me ha hecho llegar mi amiga Alicia, de un matrimonio centenario de Turquia que llevan juntos 90 años y queriéndose como el primer día.

Aqui teneis el link de la noticia, aunque os la copio más abajo:

http://blog.beruby.com/beruby-contents-es/2011/03/01/una-pareja-turca-lleva-casada-90-anos/

Abdullah y Elif Adigüzel llevan 90 años casados, tienen 112 y 110 años, juntos han visto caer al imperio otomano y nacer nuevos países, y ahora su máxima aspiración sigue siendo seguir unidos hasta la muerte. La historia de amor de la centenaria pareja que forman Abdullah y Elif se ha convertido en un símbolo del amor perdurable en Turquía.

Abdullah Adigüzel, nacido en 1898, y su esposa, Elif, nacida en 1900, se enamoraron en su juventud y aseguran no haber tenido ni un solo problema matrimonial en toda una vida de convivencia. “Nos queremos mucho. Nunca hemos tenido problemas durante 90 años. Solo tenemos un último deseo: tenemos que morir juntos. Porque si uno de nosotros muere, el otro sentirá que ha perdido la mitad de sí mismo”, ha explicado Elif a la agencia turca Anadolu.

El hijo más joven de la pareja, Ismail, de 60 años y que vive aún con ellos, asegura que sus padres son un “ejemplo de amor” y de “matrimonio perfecto”, no solo para la familia sino para todo aquel que los conoce. “Siempre han sido fieles a ellos mismos. Nunca he visto que se hiciesen daño el uno al otro. A menudo dicen que si uno de ellos muere, el otro le seguirá” explica el hijo.

Elif, mucho más habladora que su marido, afirma que se “casaron por amor”. Un amor que tiene visos de continuar aún por mucho tiempo: “Mi marido no oye bien desde hace unos años, pero ese es el único problema de salud que tiene. En mis 110 años de vida, la única operación que he tenido ha sido de cataratas”, cuenta ella.

La mujer dio a luz 10 hijos, de los que viven siete. La familia sigue aumentando y suma 113 miembros entre nietos y bisnietos y, cada año, en ocasiones especiales y durante las fiestas religiosas, todos se juntan en el pequeño pueblo de Yazibasi en la provincia oriental de Malatya, donde viven Elif y Abdullah.

El hombre cumplirá 113 años el próximo mes y conserva vivos recuerdos de los tiempos muy pasados. Tanto él como su mujer nacieron cuando su país era aún imperio otomano y juntos han vivido la caída de los sultanes, la fundación de la moderna República de Turquía y varias guerras.

Por ejemplo, Abdullah se acuerda perfectamente de la primera guerra mundial y de cómo, unos años después, en 1920, hizo el servicio militar en los Dardanelos, y hubo de cavar nuevas trincheras donde aún permanecían vivos la destrucción de una de batallas más sangrientas de la primera guerra mundial.

“Estoy muy feliz con mi mujer. Ambos nos hemos apoyado en todo a lo largo de nuestras vidas”, cuenta. Los apacibles ancianos turcos creen que el secreto de su larga vida está en su alimentación natural y saludable. “Comemos cosas del pueblo. Antes, todo tenía su propio sabor. Pero en los últimos años ya no encuentro esos viejos sabores. He dejado de comer verduras porque huelen a medicinas. Ya hasta me parece que el pan que cocemos en casa no sabe igual que antes”, asegura Elif.

Probablemente hay un gran amor en la pareja de Yazibasi, pero también es cierto que, en los pueblos de la Anatolia rural, los matrimonios lo son hasta que la muerte separa a los cónyuges, como demuestra uno de los refranes de esa geografía: “Entrarás a casa de tu marido con un blanco vestido de novia, pero solo saldrás envuelta en una blanca mortaja”.

Sin embargo, a la historia de la Elif y Abdullah, quizás le pegue más el deseo que se formula a las parejas en las bodas tradicionales de Anatolia: “Bir yastikta kocayin” o, lo que es lo mismo, “Envejeced con vuestras cabezas sobre una sola almohada”.



Hace muchos años, tantos como seis, escribí un libro que se llamaba "Feria de Prodigios" y uno de los prodigios que podían verse, pagando un par de monedas por la entrada, era un matrimonio que nunca había dejado de quererse.


Ojalá la futuro fuera como esa bendicion de Anatolia "Bir yastikta kocayin":

"Envejeced con vuestras cabezas sobre una sola almohada"






“El Sr. y la Sra. Hauptmann”

Nunca estuve enamorado
hasta que te conocí
Nunca lloré
hasta que te fuiste
Y la mayor parte de las veces
creo que no recuerdo
a nadie antes de ti.
No queda nadie aquí
pero me he sentado un rato
mientras apagan las luces
mientras recogen los restos
de las cosas que te dije,
que ahora parecen sólo
partes de decorado
en lugar de brillantes estrellas
y cielos celestes.
Yo también me lo creí
mientras duró
hasta que vimos a los actores
quitarse el maquillaje
y llegó la hora
de marcharse a casa.
Y es una lástima que no den una sesión así
cada domingo
con trapecistas y hombres bala
y el único matrimonio conocido
que nunca dejó de quererse.


Andres Malpaso.

1 comentario:

Alice dijo...

No sabía de este post hasta ahora... Te ha quedado muy bien :)