viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Mujeres médicos? ¿Donde vamos a parar?

Mientras nos recuperamos de la emocion de ver el DVD de la antología interactiva del Ciclo de Poesía Diversos (en cuanto Juan Luis me las mande ya os enseñaremos algunas fotos), os dejamos con otra gran mujer: Trotula de Salerno.
Yo nunca le pondría Trotula a una hija mía, pero eso desde luego no desmerece en nada sus logros y afanes en la profesión médica.
Como viene siendo habitual, la siguiente foto y biografía la reproducimos con amable autorización del fotolog de la Sta. Eversmile, que no nos cansamos de recomendaros que visiteis como remedio contra todo tipo de males: contra la tiña, contra el lobanillo, contra las migrañas rebeldes, contra las berrugas... una sola visita, y los resultados son sorprendentes.

Al comenzar la Alta Edad Media, el ejercicio de la profesión médica, permanece prohibido para la mujer -y así seguirá, salvo aisladas ocasiones, hasta el siglo XIV-, pero por el contrario, la práctica de la obstetricia y los cuidados al niño en sus primeros meses, los encontramos ya, casi exclusivamente, en manos femeninas.

En aquellos contados casos en los que la mujer ejerce la medicina, lo realiza ya por su condición de miembro de una orden monástica, o por la circunstancia de ser esposa o hija de un famoso médico.

Una de las más importantes excepciones, que permitirá a la mujer acceder a la titularidad médica sin limitaciones, la va a propiciar una célebre escuela de medicina: La Escuela Médica de Salerno.

Se construye ésta en las proximidades del más famoso monasterio de la Edad Media: el monasterio benedictino de Monte Casino. Pero afortunadamente, la cercanía del monasterio -la gran fundación de San Benito, germen de la cultura europea- va a influir, muy positivamente, en el enfoque científico de la Escuela de Medicina, sin condicionarlo por aspectos religiosos.

Salerno será pues la primera escuela médica no regida por religiosos que "desempeñó un papel crucial en la transición de la medicina monástica a la laica"

En un Salerno abierto a la vocación médica femenina, pronto surgirán los nombres de cinco mujeres expertas en el arte de curar: Trótula, Salernitana, Constanza y Calenda, alemanas, Rebeca Guarna, judía y Abella, musulmana, que simbolizan así, cómo en la fundación de Salerno se conjugaron los saberes de judíos, árabes y cristianos.

TROTULA de SALERNO
Italia Siglo XI

Se cree que Trotula vivió en el Siglo XI en Salerno, en la Italia meridional. En aquella época Salerno era famoso por su balneario y sus recursos para la salud. Sus hospitales tenían una reputación mundial y fue donde se estableció la primera escuela de medicina.

Trotula vivió en un tiempo en que las plagas azotaban a Europa y había muy pocos médicos.

Durante aquellos años, la Iglesia Católica tenía prohibida la disección de los cuerpos humanos, por lo que Trotula basaba sus diagnósticos en observaciones de orina, pulso, piel y expresiones faciales.

Su trabajo sobre ginecología, titulado "De Mulierum Passionibus", es el primer compilado sobre la salud y el cuidado de la mujer, e incluía los descubrimientos de los griegos, los romanos y los árabes. Lo escribió para educar a los médicos masculinos sobre el cuerpo femenino, sobre el cual carecían de conocimientos.

También se ocupó de la higiene durante el embarazo y el nacimiento, y de diversos tratamientos para la esterilidad y el cuidado de los recién nacidos. Decía que los hombres y las mujeres podrían tener defectos fisiológicos que impedían la concepción. Admitir que un hombre podría ser responsable de infertilidad era una idea atrevida en aquella época. También describió el uso de narcóticos para evitar el dolor del parto. Esta práctica iba contra las enseñanzas de la iglesia, que mantenía que las mujeres deben sufrir el parto sin ninguna ayuda.

En 1544 se hicieron varias impresiones y traducciones de sus libros, que fueron utilizados durante los siguientes 300 años para el cuidado de la salud de las mujeres

1 comentario:

Drizzle Eversmile dijo...

Hola!
Lástima no haber podido verte ayer.
Y lástima no tener remedios para todos los males.....
ojala lo que cuentas fuera cierto y con sólo entrar en el blog se aliviaran las penas.
Mua!