miércoles, 22 de octubre de 2008

Madrid Chronicles-1: Fandom is Dead

El ultimo fin de semana que estuve en Madrid abarcó dos días llenos de cafés, y lugares curiosos. Entre ellos la librería el Gatopardo (¡que nunca se les caiga el pelo de los pies!). Sin embargo tuvo un lado agridulce y fue constatar cómo las librerías de comics, antaño refugios para las activas y combativas publicaciones amateurs se han convertido en supermercados con objetos blisterizados e inundados de merchandising. Ya hace unos años, con ocasion de nuestro Nacht & Nebel, nos volvimos un poco decepcionados: las librerias en las que estuvimos nos dejaban ponerlo pero querían su parte, un 30%, como un articulo cualquiera. Fue decepcionante en el sentido de constatar que no hay verdaderos aficionados, sino sólo reglas de mercado: si me da dinero lo pongo, si no, no. No lo censuro, pero comprobarlo me resulta triste, como si Yeats confesase que sólo escribia poesía por dinero; que ya es cutre decirle a alguien que se autoedita, fotocopia y vende su revistilla por un euro o dos que quieres un 30% del precio, pero en fin...
Esta vez fue peor: las librerias de comics no quieren fanzines, ninguna de las que estuvimos.

La Librería Metropolis fue la primera que nos despachó con un "No" sin paliativos. Bajando la calle, la misma librería Metrópolis tiene otra tienda. En este caso el dependiente fue más sutil, pero se entreveía en sus palabras las ganas de pasar del asunto "No, yo no te lo puedo coger. Tienes que hablar con el encargado... que no está aqui ahora mismo. Vuelve el lunes" Curiosamente en ninguna de las tiendas que estuvimos se encontraba el encargado ¿qué pasa, se gestionan solas? ¿es "el encargado" un especie de consciencia sin entidad material? Bueno, aqui os dejo una foto de la segunda tienda de Metrópolis. Si vais un sábado seguramente encontrareis un especimen de empleado indolente deseando irse a su casa.

El siguiente lugar al que fuimos el Sr. Macarro y yo (especifico el Sr. Macarro y yo, para que Drizzle no piense mque hablo en plural majestático) fue la librería Crisis. Tampoco nos aceptaron el fanzine, pero nos dieron la respuesta que más nos hizo reir de toda la mañana, por lo surrealista. El dependiente, con cara de solidaridad nos dijo que le gustaría tenerlo pero que... Tachán! ¡No tenía espacio!
Hay que aclarar que la librería crisis es más grande que todo mi piso (que no es pequeño), con todo blisterizado y plastificado para loor del coleccionista. Miles y miles de comics, y hasta una máquina de plastificar propia, pero no hay espacio para un expositor para revistas de una cuartilla. La pela es la pela, amigos. Hoy solo interesan muñequitos con Trademark, pagados a precio de oro por algunos inconscientes. Llegué a ver un sujetalibros de Sandman al ajustado precio de 240 euros! ¡Precios populares! Pues nada, continuamos nuestro periplo hacia la ultima librería que nos quedaba donde yo albergaba grandes esperanzas: Elektra Cómics, sobre todo porque años atrás había visto fanzines allí y yo mismo había comprado algunos. Siempre compro los fanzines que veo, solidaridad de clase, supongo.
En Elektra estuvo más reñido nos remitieron al omnisciente encargado, que no estaba alli, pero que estaría el lunes. Decididos a triunfar, le dejamos un ejemplar con la esperanza de que nuestra sensual portada ablandara el corazón del encargado y prometimos volver el lunes por una respuesta. Como somos hombres de palabra, el lunes regresamos (y eso que ya nos daba igual porque habíamos conocido a la gente de EL Gatopardo y la Librería Fuentetaja) pero una palabra es una palabra y nosotros cumplimos. Nos dijeron que el encargado lo había visto (¿sería verdad?) pero que no estaba interesado. ¡Cachis! ¡Qué lastima!

De todo aquello me quedo con la impresión que sacó el Sr. Macarro, que después de semejante periplo me dijo que cuando entraba en aquellas tiendas le parecia que estaba entrando en una especie de McDonalds de los cómics. Superficies iguales unas a otras, donde todo está plastificado, determinado y automatizado.
Ojalá queden en Madrid librerías en las que se conserve el amor y el respeto a los aficionados a los comics en vez de verlos como gente a la que sacarle dinero.
Tras esto nos fuimos a comer, y justo es que digamos donde: El Restaurante el Jamonal. Aqui lo veis:
Alli dejamos que nuestro GENTLEMAN se rehiciese de su decepción, y nos pareció que aquella tasca era mejor que todas las librerias en las que habiamos estado, y nos hicimos una foto con la camarera, que era muy agradable: Kati, si estás viendo esto, un beso.

En fin, nos consuela pensar que toda la energía del fandom se está trasladando a los blogs y las bitácoras, y que no se ha perdido. Nosotros, que somos unos románticos, seguiremos sacando el GENTLEMAN en honrado papel, aunque la red nos permita que llegue a mucha más gente que a lomos de pesadas botas.

Otro día hablaremos de la Librería Fuentetaja, donde aún se animan a tener fanzines tan bonitos como el nuestro.

4 comentarios:

Abdul Alhazred dijo...

Ahora sí que sí, mi querido Comandante de Campo Cohen. Esta es la visita que le debía, el comentario de rigor, mi más sincera -y tardía- bienvenida al universo blogspot, y mi más calurosa acogida desde Los Sueños de la Casa de la Bruja.

Ayer no vino usté, no señor... Pero se le perdona por el valor en la batalla.

Abrazos,

J.

mirifice dijo...

Ains... si es que no saben apreciar los diamantes en bruto...
Que brutos
Un beso!
Eva

Robur dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Isaac el pirata dijo...

Eso es lo normal(izado).
De cualquier modo explota internet dodne alcanzaras mucha mas difusion las tiendas de comics, sobre todo esas mega tiendas por la plaza de la Luna, son establecimientos comerciales no entes de difusion cultural.

Mi experiencia en esas tiendas siempre ha sido la de encontrar dependientes merecedores de acupuntura con agujsa de tricotar