miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mientras tallaba el mango de su hacha...



Hay poemas de los que uno guarda un recuerdo especialmente romántico. Si de las mujeres que hemos conocido uno guarda una suerte de Educación Sentimental, tambien hay una cierta Educación Sentimental respecto a los libros que nos fueron haciendo la vida más intensa y emocionante. También se enamora uno de algunos libros, en cierto modo.

Uno de estos libros para mi es El Kalevala, la epopeya mitica finlandesa. En aquellos lejanos 90 (y aún hoy), todo lo relacionado con Tolkien era de mi interés, y a través de esa exploración por los fuentes del profesor de Oxford tomé conocimiento del viejo poema.
Como el azar favorece a los locos y a los valientes, en aquella época salió a la venta una fantástica edicion en un grueso volumen de la obra.

Los primeros versos aún resuenan en mi corazón como el sonido de un tambor lejano:

"Mi padre me contó estas historias / mientras tallaba el mango de su hacha..."

¿Cómo no enamorarse de un poema que comienza de semejante manera? Se huele el carbón y la nieve tras de la puerta, se huele el azufre del aliento de los dragones, y se ve moverse por el rabillo del ojo una sombra huidiza al otro lado de la ventana.

Para los que no lo conozcais, podeis acercaros al Kalevala desde la siempre fiel Wikipedia.

Pero en este caso, la Wikipedia nos parecia flaco favor para un libro que significó tanto para nosotros, que nos hizo soñar con el viejo brujo y músico Vainämöinen, con el audaz Lemminkainen, así que hemos dedicado un buen rato a navegar por la red y encontrar enlaces que le hagan justicia al libro y a nuestro amor por los poemas antiguos.

Aqui teneis uno de ellos, del blog "Sibelius en castellano" (Sibelius fue el mayor compositor de música finlandesa, que da nombre al prestigioso Instituto Sibelius, aunque en España no es muy conocido)

Y como regalo, para que nos adoreis para toda la vida, un enlace en el que podeis leer o descargar el texto del Kalevala.


Y ¿a qué viene todo esto hoy? Pues a una noticia que nuestro amigo Rafa Pascual, de la Sociedad Tolkien, nos ha enviado avisandonos de una exposicion que se inaugura mañana jueves en Granada en donde varios artistas recrean el secreto del Sampo, uno de los ejes sobre los que gira el Kalevala.

La información de la exposicion, la teneis aqui.

Si os gusta el arte, es una buena ocasion para ver la obra de artistas finlandeses, y si os gusta la literatura, una buena ocasion para conocer este poema tan maravilloso.

Aqui os dejamos el principio que nos llegó al corazón. ¡Qué magnificos versos los que se cantan para alegrar la noche!





I EL MARAVILLOSO NACIMIENTO DE WAINAMOINEN

He aquí que en mi alma se despierta un deseo,
que en mi cerebro surge un pensamiento:
quiero cantar, quiero modular mis palabras
entonando un canto nacional, un canto familiar.
Las frases se derriten en mi boca,
los discursos se atropellan;
desbordan mi lengua, se expanden alrededor de mis dientes.
Antaño, mi padre me ha cantado esas mismas
palabras tallando el mango de su hacha;
mi madre me las enseñó haciendo girar el huso.
Yo entonces no era más que un niño,
una pobre criatura inútil que se arrastraba por el suelo
a los pies de la nodriza, con la barbilla goteante de leche.
Pero hay otras palabras además: palabras que yo he recogido
en las fuentes de la ciencia,
encontrado a lo largo de los caminos,
arrancado entre las malezas,
desgajado de los árboles en las altas ramas
y amontonado al borde de los senderos,
cuando en mi infancia iba a guardar los rebaños
entre los pastizales con arroyos de miel y las colinas de oro.
También el frío me ha cantado versos
y la lluvia me trajo sus runas;
los vientos del ciclo y las olas del mar
me han hecho oír su poema;
los pájaros me enseñaron su trino,
y los árboles desmelenados me han invitado a sus conciertos.
¡Sí! Yo cantaré un canto magnífico, un canto espléndido,
cuando haya comido el pan de centeno
y haya bebido la áspera cerveza.
Y si la cerveza me falta, mi lengua seca invocará al rocío;
y cantaré para alegrar la noche,
para celebrar el esplendor del día.
¡Cantaré hasta la aurora para brizar la salida del sol!

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