jueves, 25 de septiembre de 2008

... vientos favorables.

Las máquinas están humeando, los Gnomos Rojos sudan y resoplan por el esfuerzo, tenemos resmas de corteza de abedul, la mejor tinta que puede molerse... aprisa, aprisa para que todo esté a tiempo.
Y mientras las imprentas rechinan con los engranajes, y los émbolos silban por el vapor fugitivo, ofrezcamos un poema que nos traiga buen augurio, para que nuestro "GENTLEMAN SOLDIER" ice la vela con versos favorables.
Un poema antiguo de días antiguos, un poema de días en que éramos jovenes como ramas nuevas.
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Green
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¿Por qué no me salvas
de toda esta intratable tristeza
con tu halo blanco de muchacha en la flor de los días?
¿Por qué no me salvas
de todas las pequeñas espinas que cortan el alma,
de los teléfonos, de los transistores,
de los parpadeantes semáforos?
Dame tu mano tan gentil como la noche
y con la suavidad de un velo de brisa
sácame de este cubil de hienas,
déjame tocarte con la punta de dedos ennegrecidos
pues hay aún en ti un resto de todo lo sagrado
una claridad salvaje de eras inmaculadas
un recuerdo de luz que ya no recuerdo
que resiste en ti con mágica simpleza.
¿Por qué no me salvas de estos días miserables
donde todo lo que no eres tú se enturbia y embarra?
Ven a posar tu mano sobre mi frente turbulenta
agitada sólo por pensamientos de negro pico.
Como la luna que con sencillez majestuosa
aleja la penumbra y los demonios nocturnos
ven a mi hasta mi bosque de espinos
e ilumina el negro hasta volver a su verde primigenio.
Nieve, nubes, tristeza y cenizas
ceden ante ti como ante un viento favorable.
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Andres Malpaso, caminando sobre terciopelo verde.
(Ilustración de Katrina Sesum)

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