Hace tiempo, cuando me juntaba con gente de Filosofía y Letras, y parte del tiempo se deshilachaba en parques y jardines, una amiga de la que recuerdo el rostro más que el nombre me dio una cinta de un cantautor mejicano que le habían traido de allí, del pais del tequila y las serpientes emplumadas.
Se llamaba Fernando Delgadillo, y no tenía nada publicado en España, ni lo tiene, hasta donde yo sé.
Descubrir a este enorme cantante y poeta fue uno de los hechos afortunados de la vida. Tiene muchas, muchas canciones preciosas, llenas de poesía hasta los bordes, pero mi favorita, como con tantas otras cosas, es una en la que habla con tierna sencillez de un amor de infancia.
Recuerdo cuando yo también podía querer a alguien con la misma inocencia.
"...Me gustaba Julieta
cuando iba mirando a cualquier sitio sin hacerlo
cuando imaginaba y se peinaba los cabellos negros,
negros como noches y largos, largos como inviernos
que nunca acababan de estar cerca ni estar lejos
sólo y tan sólo a mi lado, y a mi lado les recuerdo."
Ahora, mientras cojo aliento y voy preparando el montón de cosas que se nos avecinan en las proximas semanas, me pareció buena idea dejarse llevar unos instantes por esta canción tan dulce como el amor a los diez años.
JULIETA
Las noches son un mar de oleaje torvo que a veces me traen recuerdos.
¡y que recuerdos los que vuelan esta noche,
de donde hace tantos años se habían quedado durmiendo!
Recuerdos que me van llegando oleadas y sugieren otros tiempos
tiempos de más... "Facilidad" es la palabra que hoy me falta
y que hace tanto no comprendo.
No tengo más que un vago sentimentalismo dulce y triste pero viejo,
viejo como el viejo sabor de viejas lágrimas
y viejo, como el muro de su casa
donde aparecía corriendo de la mano de su hermana
cuando la estaba queriendo más que a todo lo que quise,
y sobre todo lo que entiendo que quiere alguien con 10 años.
Cómo me gustaba Julieta...
En ese entonces todo venía en otros nombres, desde el amarla en secreto,
hasta vivir con la confianza en me amaba tras de sus ojos risueños,
siempre se resumía en la frase acostumbrada
y para mí todo lo envolvía en tres palabras ciertas como la Verdad:
Me gustaba Julieta...
Me gustaba Julieta...
Me gustaba Julieta...
cuando iba mirando a cualquier sitio sin hacerlo
cuando imaginaba y se peinaba los cabellos negros,
negros como noches y largos, largos como inviernos
que nunca acababan de estar cerca ni estar lejos
sólo y tan sólo a mi lado y a mi lado les recuerdo.
Me gustaba Julieta
cuando imaginaba que me amaba de hace tiempo
cuando me escribió que era su amor
cuando lo entiendo y además cuando como hoy lo rememoro
dulce y triste como lágrimas y besos
de mejilla y de la infancia y de hace mucho tiempo atrás.
Me gustaba Julieta
cuando murió su papá y se lo dijeron
cuando en la sorpresa soltó el llanto
y el cuaderno en donde decía que me amaba
siempre y cuando fuera eterno como el sol.
Me gustaba Julieta
cuando la llevaron a vivir con sus abuelos
cuando dejó de ir a clases con su hermana
cuando una tarde como cualquier tarde gris se me fue muy lejos
lejos más allá de donde van todos los sueños
que han venido desde entonces
y esta noche me repiten que de niño y en las tardes
Me gustaba Julieta...
Me gustaba Julieta...
Me gustaba Julieta...
Julieta...
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